Arte industrial
Por Baltasar Aguilar Fleitas
Pasado mañana, 1 de junio, será el aniversario del nacimiento de Marilyn Monroe (1926-1962), actriz, cantante y modelo estadounidense. Su verdadero nombre es Norma Jean Baker. Nació el 1 de junio de 1926 en Los Ángeles, California. Hija de Gladys Baker, quien nunca le informó la identidad de su padre. Su primera infancia fue muy dura: su madre la dejó en manos de otras personas, también vivió en un orfanato, al parecer sufrió abusos sexuales y tuvo que recibir tratamiento psiquiátrico en varias oportunidades.
Marilyn se convirtió en uno de los símbolos sexuales más populares de la década de 1950 y principios de los 60. No creo que sea necesario abundar en la extensa, compleja y trágica biografía de esta mujer porque es bien conocida en sus aspectos más generales. En 1962 fue hallada muerta en su apartamento en circunstancias aún confusas. Junto al éxito y a su lucha por la justicia conoció la utilización cruel y desembozada de su figura por parte del sistema. Fue estrella y víctima a la vez.
Marilyn se transformó en un icono. Se conoció más su representación que su persona. En uno de los poemas que escribió, llamado Ser feliz, dijo: “lágrimas que nadie ve / ruedan por mis mejillas”, prueba de su soledad. Su imagen fue divulgada hasta el hartazgo y se convirtió en una de las más conocidas de lo que el filósofo francés Guy Debord denominó la sociedad del espectáculo. El manejo comercial de los rostros de las personas, vulgariza y vacía con apabullante frivolidad su esencia y sus historias. Lo mismo ocurrirá años después con la imagen del Che Guevara estampada en remeras y toallas.
El arte no estuvo al margen de este explosivo consumo de la figura de Marilyn. El artista plástico norteamericano Andy Warhol (1928-1987), que fue, en sus inicios, un ilustrador publicitario, la representó en varias oportunidades y formas. Warhol fue un conocido impulsor de la corriente llamada Pop Art o Arte Pop que empleó imágenes populares, como personajes famosos, o extraídas de la publicidad, cómics, productos de consumo masivo, etc. El arte, que se producía exclusivamente en el taller del artista, ahora busca en las góndolas, cocinas y calles sus motivos de inspiración. Y por eso en las obras de Warhol, Marylin convive con latas de sopa Campbel, botellas de Coca Cola, cajas que son envases de esponjas para lavar la vajilla, retratos de Elizabeth Taylor, Mao Tse-Tung o el ratón Mickey…lo que buscó Warhol fue la producción y reproducción seriada, mecánica, industrial de obras de arte. El artista norteamericano realizaba algunas de sus ilustraciones a partir de una técnica que se basaba en la superposición de una hoja pintada con tinta con el diseño deseado a otra en blanco. Si eso es finalmente arte o no, es una discusión interesante pero no cabe realizarla en este momento.
En homenaje a Marilyn la obra invitada esta semana es una de las varias producidas por Warhol. Se llama Shot Sage Blue Marilyn (algo así como Disparo de Marilyn en azul salvia) y es de 1964, o sea dos años después de su muerte. A fines del año pasado se subastó por 170 millones de dólares.
Tan poco tiempo desde su desaparición física y solo quedan su pelo rubio, labios rojos, sombra celeste en sus ojos, mirada sin dirección, sonrisa enigmática, fondo vacío… La actriz ha sido olvidada y su rostro ya está listo para el consumo de las masas.
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