Cumbre China-Unión Europea. El efecto Rashomon
Por Daniel Barrios
“Esta cumbre no ha sido una más”, reconoció el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al término de la cumbre telemática Unión Europea (UE) - República Popular China celebrada el viernes pasado.
Sin duda la crisis internacional desatada por la guerra de Ucrania hacía de este encuentro, entre dos de los principales protagonistas de la escena mundial, un acontecimiento tan esperado como extraordinario.
Sin embargo, la excepcionalidad del encuentro estuvo en un lenguaje que evitó las acostumbradas declinaciones diplomáticas, en las advertencias antes y las declaraciones después de la cumbre y en la firmeza con que ambas partes mantuvieron sus respectivas posiciones en relación a las causas que desataron el conflicto bélico, como también en la estrategia a seguir para solucionarlo. Es evidente que ésta ha sido una de las más tensas de las 23 citas bilaterales que han mantenido, a partir de 1998, dos de los tres principales bloques comerciales del mundo.
Desde Beijing, el presidente Xi Jinping y el primer ministro Li Keqiang, (también número uno y dos en la jerarquía del Partido Comunista) subrayaron a la contraparte europea que las drásticas medidas adoptadas por Occidente para golpear a Rusia -que China considera “ilegitimas”- no ayudan a la cese de las hostilidades, sino que además pueden acarrear “graves crisis” en sectores como las cadenas de suministro, el comercio, las finanzas globales, la energía o la alimentación. Y que si las relaciones se deterioran aún más “podrían hacer falta años, si no décadas, para volver a enderezar la situación”.
Desde Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sentada junto a su homologo Charles Michel, pedía a China de “como mínimo no interferir en nuestras sanciones (a Rusia) si no las apoya”, y advertía que el mundo empresarial están observando y evaluando la posición de cada país en el conflicto con vistas a decidir las inversiones a largo plazo.
“China se está jugando su reputación”, alertaron los líderes europeos y que si la opinión pública europea percibe que apoya o financia la invasión de Ucrania, podría sufrir la misma estampida de empresas europeas que esta atravesando Rusia. “La Unión Europea vigilará cualquier tentativo (de China) de ayudar militarmente o financieramente a la Federación Rusa”, hizo saber Michel y agregó que "China tenga en cuenta la importancia de su imagen internacional y su relación económica con la UE”.
"No estamos haciendo nada para eludir deliberadamente las sanciones impuestas a Rusia", o "China no es parte de la crisis ucraniana [...] Por lo tanto, nuestro comercio con Moscú no debe ser objeto" de sanciones, respondió el jefe de asuntos europeos del servicio diplomático chino.
La cumbre se produce en un momento en que las relaciones bilaterales no atraviesan por su mejor momento a raíz que el parlamento europeo congeló la ratificación de un mega tratado de inversiones firmado a finales de 2020. por la supuesta violación de los derechos humanos de la minoría uigur en la región autónoma de Xinjiang.
A pesar de las tensiones, pasadas y presentes, ambas partes dependen mutuamente en cientos de miles de millones de dólares en comercio cada año.
Desde 2020, China superó a Estados Unidos como mayor socio comercial de Europa en materia de bienes (aunque teniendo en cuenta el intercambio de servicios y la inversión extranjera, Beijing ocupa el segundo lugar después de Washjington y seguida por el Reino Unido y Suiza).
Según la oficina de estadísticas de la Unión Europea, Eurostat, el año pasado el comercio global de bienes entre ambas potencias superó los 2.000 millones de dólares diarios y China fue el primer origen de las importaciones de la UE y el tercer destino de sus exportaciones, después de Estados Unidos y el Reino Unido.
El 13,7% del volumen comercial total chino es con la UE, frente al 12,5% con Estados Unidos y el 2,4% con Rusia.
Además de no entorpecer a las casi 6.000 sanciones comerciales y financieras, los líderes comunitarios también exigieron a los jerarcas chinos que abandonen su calculada equidistancia a favor de Rusia en la guerra de Ucrania y que se involucre a fondo para imponer la paz.
“Pedimos a China que ayude a parar la guerra en Ucrania y que no puede mirar para otro lado ante esta violación (de Moscú ) de la ley internacional” informó el presidente del Consejo Europeo
Desde el comienzo del conflicto, que China rechaza denominar “invasión”, Occidente acusa a la República Popular de adoptar una posición de neutralidad escorada hacia Rusia, y la critica por no haber condenado la agresión del Kremlin.
“China se opone a la guerra caliente, a la guerra fria y a la división en bloques” y tampoco acepta que se la obligue “a tomar partido” por alguna de las partes en conflicto, fue la respuesta de Li Keqiang a los representantes comunitarios.
El gigante asiático asegura que ha jugado, incluso antes que se desatara el conflicto, un papel “constructivo” para apoyar las negociaciones entre los dos gobiernos enfrentados, y responsabilizó del conflicto a la OTAN y a Estados Unidos, por no haber respondido a las “preocupaciones legítimas de seguridad” de Putin.
Más que por sus resultados alcanzados (escasos) y por los compromisos asumidos (muy pocos) este encuentro China-Europa debería ser recordado como la cumbre del “efecto Rashomon”, un fenómeno que toma el nombre de la celebre película de Akira Kurosawa, uno de los más grandes cineastas del siglo XX.
Con un innovador lenguaje cinematográfico, que para muchos supuso un antes y un después en la historia del cine, el realizador japonés demuestra como una misma historia o situación es percibida y contada de manera distinta según la propia percepción, cultura y concepción del mundo de los diferentes protagonistas.
El efecto Rashomon europeo fue narrado por la presidenta de la Comisión Europea para quién se trató de un encuentro “sobrio" donde “hemos intercambiado puntos de vista claramente opuestos”, mientras que el Rashomon chino no hace ninguna referencia a las diferencias entre las partes, y en cambio, tanto sus dirigentes como la prensa se han dedicado a exaltar la importancia de las conversaciones mantenidas.
“El hecho de que los líderes chinos y de la UE hayan tenido discusiones profundas y sinceras sobre los principales temas relacionados con la paz global y el desarrollo inyecta energía positiva al mundo” dijo Deng Li, viceministro de Relaciones Exteriores de China, una vez concluida la segunda y última de las sesiones de trabajo.
Mientras Bruselas exigió a China, como miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y por su influencia sobre Rusia, “que asuma su responsabilidad para poner fin a esta guerra”, Beijing manifestaba su voluntad de seguir “su propio camino” y exhortó a Europa a mantener una política "independiente" hacia China, en velada referencia a lo que considera un seguidismo de la Unión Europea a las perspectivas de Washington. Para el Dragón, Estados Unidos se ha dedicado a “echar leña al fuego y acusar a los otros”, culpabilizar a la Federación Rusa como única responsable del conflicto, amenazar a China - su rival estratégico por excelencia- con sanciones en caso de no alinearse a sus posiciones, así como negarse sistemáticamente a negociar con Rusia una salida política a esta crisis.
Un día después del video summit sino europeo, el ministro de Relaciones Exteriores Wang Xi mantuvo una conversación telefónica con su colega ucraniano Mytro Kuleba. Según la agencia estatal Xinhua, el diplomático chino reafirmó que su país ”espera que Rusia y Ucrania se adhieran a las conversaciones de paz hasta que se alcance un acuerdo de cese al fuego” y enfatizó que “lo único que China quiere es la paz en Ucrania”. Por su parte el canciller ucraniano reconoció una vez más, “el papel clave y activo de China en la salvaguardia de la paz”, y se auguró que continúe “desempeñando un papel responsable” en el logro de un cese al fuego en su país
El zenit del efecto Rashomon de la cumbre lo alcanzó el español Joseph Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea.
Para el jefe de la diplomacia europea la reunión “fue un dialogo entre sordos” y “China ha tratado de dejar de lado nuestras diferencias sobre Ucrania ... sino que se enfocaban en las cosas positivas”
Los comentarios de Borrell "son inconsistentes con los hechos", y Borrell "debería llevar adelante los lazos bilaterales basados en el consenso alcanzado en la cumbre, en lugar de hacer declaraciones irresponsables”, fue la respuesta inmediata del Ministerio de Relaciones Exteriores de China.
"Todos somos responsables” de esta guerra declaró el papa Francisco -sin mencionar al presidente Putin- en una de sus tantas plegarias y mensajes por la paz en Ucrania.
Es evidente que el efecto Rashomon para la Santa Sede sobre esta tragedia coincide más el relato de Beijing y menos con la narrativa de Bruselas y la actitud de Washington.
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