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Dios, arte y matemáticas

Foto del escritor: 25siete25siete

Por Baltasar Aguilar Fleitas

Si nos preguntaran qué idea tenemos acerca del Cosmos, junto con algunas nociones rudimentarias probablemente se nos vengan a la mente los nombres de Copérnico, Kepler y Galileo. Y quizás nunca los asociemos con el arte. Sin embargo todo se puede expresar por medio del arte.


El 15 de noviembre se cumplió aniversario del fallecimiento de Johannes Kepler (1571-1630), astrónomo y matemático alemán que fue figura clave de la revolución científica de los siglos XVI y XVII. Mientras a Copérnico lo conocemos porque en 1543 publicó su libro Sobre las revoluciones de las órbitas celestes donde postuló que la Tierra no era el centro del sistema planetario, a Kepler lo asociamos con las tres leyes que propuso entre 1609 y 1619 para explicar el movimiento de los planetas alrededor del Sol.


A primera vista y teniendo en cuenta su aportación científica Kepler se nos aparece como un rígido matemático; lejos de eso fue un personaje muy religioso -era luterano- y profundamente místico.


Hace unos días tuve la oportunidad de ver la presentación de una obra poco conocida del siglo XVI, que realizó la astrofísica Montserrat Villar en el Museo del Prado de Madrid: se trata de La Santísima Trinidad del artista flamenco Jan Cornelisz Vermeyen (1500-1559). 


En esta pintura sobre tabla es posible observar una gran cantidad de detalles. En el centro el artista ubica a Dios, el Padre, como un anciano serio y barbado que sostiene a Jesús, el Hijo, muerto y herido, y encima, como el vértice de una pirámide se ve la paloma blanca que representa al Espíritu Santo. El Padre y el Hijo están posando sobre el Universo visible; agrandando la imagen se puede ver allí al Sol, que emite la luz divina (flecha amarilla), la Tierra en el centro (flecha azul) y la Luna (flecha roja) a punto de eclipsarse por la sombra de la Tierra. El universo tiene en el medio una faja donde están pintados los signos del zodiaco, que representa la capa más externa donde están las estrellas fijas. Todo rodeado de ángeles y figuras que simbolizan la pasión de Cristo. Abajo, y separado de ese mundo espiritual por las nubes, se ve el mundo terrenal.


¿Qué tiene que ver esto con Kepler y Copérnico? Pues simplemente que la pintura, realizada 30-40 años antes del nacimiento del astrónomo alemán y unos pocos años antes de la obra de Copérnico, expresa la concepción geocéntrica precopernicana sostenida por Ptolomeo (siglo II dC) y que fue durante más de mil años funcional a las ideas religiosas dominantes en Occidente. La vinculación de este cuadro de inspiración claramente teológica con Kepler, se basa en que éste creía que las matemáticas, que él usó para contribuir a derrocar el geocentrismo (quien dice geocentrismo dice antropocentrismo, obra de Dios), son una forma de comprender el diseño divino del Universo. Y este cuadro puede ser una mirada artística y religiosa al Cosmos compatible con sus convicciones más profundas pero insostenible racionalmente. También fue una manera de salvar su pellejo frente a las autoridades eclesiásticas de la época. De lo que no cabe duda es que tanto Copérnico como Kepler fueron disidentes, hicieron preguntas en los límites y por eso hoy los recordamos.


¿Pueden coexistir y ser complementarias la Ciencia y la Religión?, ¿surgen todas las respuestas de un único manantial?

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La santísima Trinidad

Jan Cornelisz Vermeyen

1530-1540

Óleo sobre tabla

98 x 84 cm

Museo del Prado, Madrid

Publicada: 20/11/2024


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