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Emoción y algarabía: tres uruguayos testigos privilegiados del eclipse solar total en plena pandemia

Actualizado: 8 feb 2021

Por Georgina Mayo

El director del Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias Gonzalo Tancredi resolvió invertir catorce días de su vida para visualizar en la provincia de Neuquén, Argentina, el eclipse solar que se pudo observar en la mayoría de los países de América del Sur. Catorce días de su vida para ver un eclipse que insumió dos minutos y nueve segundos.


Su relato lo hizo a 25siete ya en viaje de retorno a Uruguay. El astrónomo compartió su viaje con los científicos uruguayos Eduardo Acosta (Observatorio Astronómico, Los Molinos) e Italo Bove (profesor de Física de la Facultad Ingeniería, del laboratorio de energía solar de Salto).


Tancredi dijo que se trató de un eclipse total de sol que tuvo la particularidad de verse en fase total solo en una pequeña franja de la Tierra, que correspondió a América del Sur.


Este eclipse, que acaparó la atención en Uruguay sobre las 12:30 horas, significó que todo el disco solar fue ocultado por el disco de la luna. Tancredi precisó que se vio desde Perú hasta la Antártida y en gran parte del océano Atlántico, pero que en la mayoría de los lugares se lo pudo observar en forma parcial, como ocurrió en Uruguay, donde se registró 75% del disco solar tapado por el disco lunar.


En cambio, señaló, en una pequeña franja de unos 90 km de ancho, que va desde la costa pacífica hasta la costa atlántica, a la altura del sur de Chile, Neuquén y Rio Negro, se pudo apreciar la fase total del eclipse.


Y es por eso que el astrónomo uruguayo fue hasta el sur argentino. En diálogo con 25siete Tancredi se pregunta y se responde sobre la diferencia en ver este eclipse (que no se reiterará hasta el 2038) en forma total o parcial. “La diferencia es inmensa y espectacular”, sostiene emocionado. Argumenta enseguida que una cosa es que se oscurezca el disco solar en forma parcial y la otra es que se venga la noche o un atardecer bastante intenso en una fracción de tiempo corto, esto es, de dos minutos y nueve segundos.


“Por eso vine hasta Neuquén, más precisamente hasta el pueblo de Piedra del Águila, en medio del campo sin conexión de ningún tipo, allí se lo pudo apreciar muy bien”, asegura. Tancredi contó que fueron en expedición de astrónomos con muchas incertidumbres por dos motivos distintos: la nubosidad y la pandemia.


Señaló que el viaje incluyó hisopados, precauciones y mínimo contacto con el resto de la gente, enfrentar los controles sobre todo en la provincia de la Pampa debido a las limitaciones de circulación en Argentina, entrega de certificados para movilizarnos hasta allí, pero finalmente, indicó, “se pudo llegar al lugar del eclipse”.


Indicó que se encontraron con poca gente en comparación de lo que habría sucedido si no existiera la pandemia. Estimó que en un momento normal se habrían reunido cientos de miles de personas y sin embargo había unos miles, sobre todo argentinos, y muy poca gente del exterior.


Agregó que en el pueblo Piedra del Águila se había dispuesto un camping para la observación del eclipse pero que prefirieron estar mas cerca de la línea de centralidad porque eso permitía cubrir los dos minutos y nueve segundos que duró la totalidad del eclipse. Añadió que no podía perderse nada porque el viaje insumió siete días a los que deberá sumar otros siete para cumplir la cuarentena al regreso.


Y sobre la incertidumbre de la nubosidad, Tancredi explicó que con la presencia de las nubes se pudo haber visto el oscurecimiento pero no el avance del disco lunar sobre el disco solar y, especialmente, el momento de la totalidad. Entre los científicos hubo un debate acerca de dónde permanecer a esa hora pero finalmente, cuenta Tancredi, “decidimos quedarnos allí porque sobre la costa atlántica argentina sí estaba nublado”.

Como lo registró en las imágenes que compartió para 25siete “se vio muy bien”. Se trasladaron con equipamiento astronómico: lentes para eclipses, binoculares con filtros solares, cámaras fotográficas y telescopios con filtros para la observación del sol.

Mas allá del registro, dice Tancredi, “la emoción es impresionante y la algarabía de la gente por el espectáculo de un atardecer que comenzó 11:45 horas y vio su máximo 13:09 horas”.


Sí, quince horas de viaje para dos minutos nueve segundos muy intensos. Y en época de pandemias ya el merchandaising estaba asegurado: tapabocas con el eclipse dibujado. Gonzalo Tancredi finaliza: “un eclipse en época de pandemia no es común”.

Publicación original: 14/12/2020



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