Efecto colateral de una pandemia: un mundo (casi) sin cine
Actualizado: 19 sept 2020
Por Martín Coitinho.
Cuando se me propuso escribir esta columna para 25siete (¿quedamos en decirle así, no?) me encontré en la históricamente inusual situación de tener que escribir sobre cine en un mundo (casi) sin cine.
Es cierto que Cinemateca volvió el martes pasado a programar películas (una función por sala por día), pero es muy poco, muy lejano a la “vieja normalidad”. Los cines del circuito comercial evalúan aún la ecuación económica cuando no hay estrenos (el cine norteamericano es el que más nutre nuestras salas y Estados Unidos es de los países más afectados por la pandemia y no estrena películas nuevas desde marzo) y recomendaciones sanitarias hacen menos atractiva la oferta de productos para consumo en salas (pop, refrescos, maní con chocolate, etc.).
La crisis del SARS-CoV-2 (“coronavirus” para los amigos) va a tener efectos difíciles de calcular hoy. Algunos ya están ocurriendo, como ser el estreno en plataformas de streaming de películas originalmente previstas para cines. Es el caso notorio de “Trolls World Tour”, “¡Scooby!” y próximamente “Mulan”.
No parece coincidencia que esos sean films principalmente dirigidos al público infantil: ¿cuántos padres estarían dispuestos a arriesgar la salud de sus hijos por una salida al cine?
Otras películas fueron reprogramadas. Algunas (como ser el caso de “TENET”, de Christopher Nolan) incluso varias veces, y algunas tienen nuevas fechas de estreno (tentativas) en este año o el siguiente, y otras están en un limbo, a la espera de que pase la tormenta.
Parecería apresurado y temerario vaticinar una catástrofe (mayor a la evidente) en el mundo cinematográfico, pero lo cierto es que algunas de esas consecuencias de las que hablábamos van a ser artísticas también.
Los hábitos de consumo de entretenimiento están cambiando rápidamente. Existían tendencias que ya eran notorias hace algunos años: ¿algún lector advirtió, por ejemplo, que ya no existen “estrellas” de Hollywood nuevas? El cine moderno no requiere de grandes nombres, sino de grandes conceptos. Robert Downey Jr. puede perfectamente valer 50 millones de dólares haciendo de Iron-Man, o Johny Depp otros tantos como Jack Sparrow, pero por fuera de ciertos personajes, no son garantía de entradas vendidas. Nadie lo es.*
El cine fue cambiando y ahora el concepto reina. Primero está la “marca” (como Marvel o DC, que, además de casas de cómics son claramente marcas) y luego el actor. Primero está el Capitán América y luego Chris Evans.
Y los consumos del público lo marcan, haciendo de las películas grandes (hoy en día principalmente las de superhéroes) cada vez más grandes, pero dejando un vacío de películas de mediano presupuesto.
Ya casi no existen los dramas de Hollywood para adultos. Al menos no en cines.
La crisis del coronavirus solo promete hacer de esta situación algo todavía más complejo. Si el público está cada vez más acostumbrado a ir al cine solo cuando hay un gran “evento” cinematográfico, es incluso menos probable que vaya a ver películas que no lo son cuando hay cuestiones de salud de por medio, y cuando se está habituando más y más a consumir el cine en casa.
Hoy en día tenemos televisores 4k (ultra alta definición) que nos permiten ver películas en plataformas como Netflix, Prime Videos, Quibi, etc., con una calidad impensada hace tan solo unos años. Seamos honestos: las vemos casi mejor que lo que se veía en algunas salas hace no tanto.
Entonces, salvo que una película prometa ser un espectáculo imperdible, una experiencia colectiva única, maravillarnos en forma visual y/o sonora (por algo los musicales también están teniendo un renovado éxito en el cine), el público cada vez más va a elegir verla en la comodidad y seguridad del hogar.
Como señalábamos: estas tendencias ya venían desde hace unos años a esta parte, y ahora parecen más inevitables con la crisis sanitaria en todo el mundo.
Es difícil saber cómo van a ocurrir los hechos, pero el panorama no es promisorio.
Desde esta columna buscaremos hablar de esas cosas de las películas que nos inspiran y hacen del cine un arte único y especial, que debe ser visto, disfrutado, analizado, conversado, discutido, polemizado… Ojalá que pronto sea seguro volver a las salas y nos animemos a volver a entrar en ese mundo.
*La excepción parece ser Leonardo DiCaprio
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