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El monopolio de Antel
Por José Pablo Franzini Batlle
El gobierno, a través de las autoridades de la Ursec, Unidad Reguladora de Servicios de Comunicación, nos enteró que Antel perdió el monopolio de la venta de servicios de datos por cable.
Expresan que el fallo de la Suprema Corte de Justicia, declarando inconstitucional el artículo 56 de la ley de medios, prácticamente obliga a tal cosa. No es vinculante lo anterior, pues antes que existiera ley de medios y menos aún, artículo 56, las autoridades de varios gobiernos entendieron que no debía abrirse tal mercado, aunque los cable operadores, insistieran en brindar tal servicio.
Soy liberal y entiendo que es buena cosa que las empresas públicas compitan, le hace bien a ellas y, sobre todo, a la sociedad. Por tanto al país. Más de una vez expresé que la competencia debe ser en igualdad de condiciones, poniendo como ejemplo que si las tarifas se inflan para que el gobierno recaude y así tape algunos agujeros, no estarán dadas las condiciones para competir. Tampoco, si la voracidad de rentas generales requiere que toda ganancia de esas empresas allí vaya a parar.
También más de una vez expresé que estas son de porte interesante en cualquier sitio del mundo. Dada su facturación, su trayectoria y la calidad de sus servicios y productos. Cualidades que expresé para fundamentar la conveniencia que, además de competir en Uruguay, podrían y deberían hacerlo fuera. No tendrían, sus productos, la carga impositiva que tienen en este mercado y nos pondríamos los pantalones largos mediante tales organizaciones.
¿O acaso por qué un banco como el BROU, con más de 125 años de actuación, no puede ofrecer servicios bancarios en otros sitios del mundo? ¿O por qué no el BSE con sus más de 110 años de historia, no puede hacer lo mismo? O acaso, como es la tendencia en las empresas de seguros y bancos, ofrecerlos juntos. ¿O qué le impide a comercialmente a Antel, a Ute a Ose, presentarse a licitaciones internacionales en busca de nuevos negocios ?
¿Qué barrera comercial le impide a Ancap, a nueve años de su centenario, comercializar sus productos fuera de ROU? U ofrecer servicios de destilación de crudo el cual no debe ser malo, ya que en 80 años, ningún automóvil dejó de funcionar por que el combustible sea malo. Hasta podría concesionar la marca para que otro operador lo hiciera en nombre de ellas, si es que no se animan al desafío. Con lo anterior pretendo dejar claro mi visión acerca de las empresas públicas y sus desafíos.
Pero llegamos al día en que, sin pena menos aún gloria, nos enteran que fueron habilitados, por ahora, cinco cableoperadores para ofrecer el servicio de datos por cable. Los cableoperadores tienen nombre y apellido. En Montevideo son los canales abiertos 4, 10 y 12, a quienes se les otorgó una licitación casi eterna hace más de 60 años. A quienes, también, a pesar de ser una licitacion, se les ha permitido vender y a quienes, cuando se licitó el mercado del cable, se les permitió su presentación, casi en exclusiva.
A ellos mismos, hoy, reitero luego de más de 60 años de explotación de canales abiertos, más de 30 de explotación de señales por cable a ellos, solo a ellos, se le otorga el derecho a competir con Antel en el mercado de datos transmitidos por cable. Si hasta aquí el relato, por lo menos sorprende, la afirmación del Dr. Acosta y Lara, Director Nacional de Cominicaciones, afirmando que tales empresas, ahora empoderadas, podrán negociar con Antel la utilización de su fibra óptica, estamos casi en ciencia ficción. Así que, de un día para el otro, a Antel le salen competidores que además lo harían desde la infraestructura de Antel. ¿Imaginan ustedes a la Coca Cola envasando o distribuyendo Pepsi?
Quizás lo más triste sean aquellos que, enunciando liberalidad, se muestran contentos con esta medida ignorando que, de liberal tiene la nada misma y de falta de transparencia, lo tiene todo. El gobierno, si pensaba liberar tal mercado, debió hacerlo con seriedad y transparencia, permitiendo a cuanta persona y/u organización exista a presentarse para explotar tal servicio. Los Pluna, la regasificadora y el Ancap de ayer parece darle paso a las Casa de Galicia, los institutos de colonizacion y los monopolios de hoy.
Ojalá entiendan los dirigentes políticos la frustración y la violencia que estas actitudes provocan. Ojalá no sea tarde cuando lo adviertan.
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