El verdadero rostro de la primavera
Por Baltasar Aguilar Fleitas
La primavera, esa estación que nos saca del odioso invierno y en la que aún estaremos unas semanas más, ha sido representada e idealizada varias veces en el arte.
La pintura más conocida es La primavera, de Sandro Botticelli, a la que nos referimos de pasada en su oportunidad. No obstante en aquel momento presentamos en esta misma serie un precioso cuadro de un pintor danés, Peder Mørk Mønsted.
Pero resulta que la primavera no es solo jardines, aves y el renacer de la naturaleza. También tiene rostro, presenta una identidad facial. Y quien se atrevió a retratar esa cara fue un extraño y poco conocido pintor italiano del siglo XVI, llamado Giuseppe Arcimboldo.
Según Arcimboldo la primavera tiene un curioso rostro que nos muestra su perfil, compuesto por hojas y flores. Es un óleo pequeño que está en un museo de Madrid. Forma parte de una serie de cuatro cuadros llamada Las estaciones, igual que la pieza de Vivaldi o la de Piazzolla.
A Arcimboldo no se le tomó en serio en su época. Sus cuadros hacían reír y parecían ridículos. Pero con el tiempo fue ganando prestigio y en pleno siglo XX pintores surrealistas como Magritte y Dalí reconocieron su preferencia por él y manifestaron que había influido mucho en ellos.
Aunque nos estemos despidiendo de la estación es oportuno presentar Primavera de Giuseppe Arcimboldo como la obra de arte de semana.
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