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Homenaje a un gran hombre

Por Baltasar Aguilar Fleitas

Ernesto Sábato nació un día como ayer, 24 de junio de 1911 en Rojas, provincia de Buenos Aires, y falleció en 2011 a las 99 años.


Se le conoce como escritor, autor de obras tan celebradas como El túnel, Sobre héroes y tumbas y Abbadón el exterminador. También escribió ensayos como Hombres y engranajes, Antes del fin, Uno y el universo, etc. Fue el segundo argentino galardonado con el Premio Miguel de Cervantes luego de Jorge Luis Borges.


Pero Sábato también fue un físico destacado que trabajó en los laboratorios Curie de París, adonde se trasladó en 1937 y en el que realizó investigaciones atómicas, y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, USA, pero abandonó esta profesión para dedicarse de lleno a la literatura y el arte. Lo que se conoce menos de Sábato es que también fue pintor. El pasaje de la Física al arte no fue un capricho sino producto de una reflexión pocas veces vista en su profundidad sobre el sentido de la vida y las limitaciones de la ciencia para llegar a la esencia de las cosas y los fenómenos. "El corazón tiene razones que la razón no entiende", frase atribuida al filósofo francés Blaise Pascal del siglo XVII, repetía Sábato cuando se le preguntaba por lo que todos consideraban una extraña decisión: abandonar la rigurosidad de la ciencia por la “vaguedad” de la literatura y el arte. Tan extraña que uno de sus mentores, el renombrado médico, fisiólogo y premio Nobel de medicina Bernardo Houssay, al enterarse de este cambio, le retiró el saludo.


Sábato perteneció en su juventud al Partido Comunista. Durante el gobierno del Dr. Raúl Alfonsín fue presidente de la Comision Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y publicó un informe conocido por la famosa expresión Nunca más (también llamado Informe Sábato).


El contacto con los surrealistas mientras estuvo en Europa en tertulias intelectuales que frecuentaba y su permanente interrogación sobre los misterios de la vida y la naturaleza, hicieron que se produjera en ese inquieto y a menudo torturado espíritu un viraje de tono existencialista que fue el que profesó el resto de su vida. Leer esos pensamientos o escucharlo en entrevistas es someterse a un fuerte y a la vez delicioso ejercicio intelectual. Es, también,  un desafío a las mentes positivistas estructuradas y radicales.


«Durante ese tiempo de antagonismos, por la mañana me sepultaba entre electrómetros y probetas y anochecía en los bares, con los delirantes surrealistas. En el Dome y en el Deux Magots, alcoholizados con aquellos heraldos del caos y la desmesura, pasábamos horas elaborando cadáveres exquisitos». (Cadáver exquisito es un juego donde los jugadores escriben por turno en una hoja de papel, la doblan para cubrir parte de la escritura, y después la pasan al siguiente jugador para otra colaboración. Se juega entre personas que escriben o dibujan una composición en secuencia. Cada participante solo puede ver el final de lo que escribió el anterior).


Las pinturas de Sábato expresan la condición humana. Los personajes nos hablan desde el silencio con rostros y gestos asombrados, angustiados por la incertidumbre y el misterio; pintó retratos de los escritores que influyeron decisivamente en su cosmovisión como se ve en la figura que muestra un retrato de Dostoyevski y a Sábato pintando a Kafka.


“Nunca sé lo que voy a hacer, y solo me dejo guiar por mi instinto. Lo que sale es una imagen que viene del inconsciente, que tiene la ambigüedad de los sueños, que son siempre verdades profundas” manifestó el gran intelectual argentino.


Vaya este sencillo homenaje a un hombre alternativamente comprometido y desilusionado, luminoso y oscuro, como la vida misma.

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Para escuchar a Sábato sugiero este reportaje del periodista español Joaquín Soler Serrano en la excelente serie de entrevistas A fondo de Televisión Española:

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Un pensamientos inquietante de Sábato:

«El mundo de la experiencia doméstica es tan reducido frente al universo, los datos de los sentidos son tan engañosos, los reflejos condicionados son tan poco proféticos que el mejor método para averiguar nuevas verdades es asegurar lo contrario de lo que aconseja el sentido común. Esta es la razón por la que muchos avances en el pensamiento humano han sido hechos por individuos al borde de la locura. Mediante una lógica estricta Parménides llega a probar que la realidad es inmóvil, eterna e indivisible; si alguien viene y le observa que el mundo, por el contrario, está compuesto por infinidad de cosas y que esas cosas no están en reposo sino que se mueven, y que no son eternas, pues se desgastan o rompen o mueren, el filósofo dirá:

—Tiene usted razón. Eso prueba que el mundo tal como lo vemos es una pura ilusión».

(En Uno y el universo)

Publicada: 25/06/0224

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