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La teoría de los vidrios rotos

Foto del escritor: 25siete25siete

Por Martín Coitinho

La comedia no es un género distintivo de la cinematografía uruguaya. Hay, sí, varias películas con momentos de comedia, situaciones cómicas, personajes que son “comic relief”. Pero no tantas películas que busquen el tono y decidan ser abiertamente del género.


“La teoría de los vidrios rotos” se permite jugar con comodidad en ese género y en ese tono. Usa personajes que pueden ser caricaturescos, algunas escenas disparatadas, situaciones extremas, y un protagonista que es, sí, el tipo serio.


Es una convención usar un personaje que es el cuerdo o el serio, para armar un universo con diversos grados de locura a su alrededor. Esto permite ponerle los pies en la tierra a la historia, y que no se vuelva algo que, de tan loco, pierda fuerza en el relato. Aquí está bien logrado por Martín Slipak. Quizás demasiado, porque en algunos momentos Tapia (el protagonista) peca de demasiado pasivo.


El elenco en general está muy bien, con buenos trabajos de Christian Font, César Troncoso, Verónica Perrotta. Pero sin dudas quien se roba la película es Robert Moré, con un secundario bastante disparatado pero memorable.


El film tiene algunas fallas (es difícil saber bien por qué algún personaje actúa de tal o cuál manera, alguna escena cuasi lisérgica está de sobra, ningún personaje del interior suena a una persona del interior), pero logra generar un relato entretenido y disfrutable, sobre todo en base a lo que hace el elenco en pantalla, y a ciertos vuelcos interesantes.


Que el resultado final de la investigación de seguros que da inicio a toda la trama sea un poco decepcionante, quizás sea más una señal de que el punto no es tanto el “quién lo hizo”, sino ver el proceso de su descubrimiento.


El resultado es una buena película que demuestra lo que puede ser un buen producto de un cine uruguayo comercial.

Publicación original: 31/08/2021

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