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Las travesuras del niño Jesús

Por Baltasar Aguilar Fleitas



La tarde de aquel impreciso domingo de la década de 1920 se presentaba intensamente soleada y bochornosa. Pese a esa inclemencia tres sujetos muy conocidos decidieron hacer lo mismo que hacían todos los domingos: reunirse alternativamente en la casa de uno de ellos para matar el aburrimiento. Esos tres personajes, de gran peso intelectual en la época pero incomprendidos, eran el pintor surrealista alemán Max Ernst, el poeta francés, también surrealista, Paul Éluard y el líder del movimiento, André Bretón. Como todos los domingos a eso de las cuatro de la tarde, bebían y discutían sobre la necesidad de actualizar los principios del surrealismo.


Las reuniones, de unas tres horas de duración, eran entretenidas y profundas y se realizaban en un clima de tranquilidad y silencio urbano. Ese día, sin embargo, un griterío procedente de la calle se coló en la habitación. El llanto inconsolable de un niño se destacaba claramente sobre los demás gritos. Max, Paul y André decidieron suspender la tertulia y acudieron a la ventana para investigar de qué se trataba aquello tan inusual.


La sorpresa que se llevaron fue impactante. Vieron a la mismísima Virgen María azotando al niño Jesús que seguramente se había mandado una de las suyas. La madre lo golpeaba con fuerza hasta tal punto que se veía desde la ventana el culo del pequeño Cristo enrojecido por las palmadas que le propinaba, incluso el halo de santidad se le había caído y rodaba por el suelo. Que era la Virgen María la golpeadora no había dudas porque ella sí conservaba su halo y su vestido era de un azul lapislázuli, inconfundible por ser el mismo que tenía puesto el día del entierro de Jesús, tal como lo documentó Rogier van der Weiden casi 500 años antes de este acontecimiento, en El descendimiento de Cristo.


Pensaron hacer la denuncia en la fiscalía pero… ¿para qué?, nunca pasa nada y además, ¡mirá si van a tocar a la Virgen María con el prestigio que tiene!


Entonces decidieron representar para siempre aquella escena y, de paso, también retratarse ellos husmeando desde la ventana. El cuadro tiene la autoría de Max Ernst por ser el dueño de casa. Lo llamaron La Virgen María castigando al niño Jesús delante de tres testigos. Es una pintura que mide 196 cm x 130 cm y está en el Ludwig Museum, Colonia, Alemania.


El hijo de Dios tenía sus cosas…

Publicada: 18/04/2023





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