«Matate, amor», de Ariana Harwicz
Por Inés Noguieras
No encontraba las palabras para iniciar esta reseña sobre «Matate, amor», novela de la argentina Ariana Harwicz publicada en 2012. Busqué entonces entre aquellas que la propia autora ha elegido para referirse a su obra y, en esa búsqueda, encontré una frase que se ajusta a la perfección a la experiencia que produce la lectura: “Estoy ejerciendo una violencia, poniendo bombas”.
En efecto, transitar este libro es como correr a través de un campo minado. Es un relato duro, habitado por una mujer que busca constantemente escapar de un infierno personal cargado de encierros. La encierra su vida cotidiana en una casa de campo en el medio de la nada, a la que circunda un paisaje a veces hostil, a veces acogedor. La encierra una maternidad que reclama demasiado de su cuerpo y, sobre todo, le exige un amor que no logra sentir. La encierra un frenesí erótico que no siempre encuentra contra qué estrellarse. Pero, sobre todo, la encierran los mandatos del ser mujer-madre-esposa que, por la fuerza de rechazarlos, la van colocando en el terreno cómodo —para los demás— de la locura.
Es un libro que invita a una lectura en dos ritmos que parecen contrapuestos. Los capítulos se suceden con la rapidez vertiginosa de la mente que los crea, pero al mismo tiempo están cargados de metáforas inteligentes e imágenes poéticas que invitan a detenerse para releer y reflexionar. Es un libro tenso e incómodo. Es, en cierto modo, un ejercicio de empatía.
Enlace a la entrevista mencionada:
