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Muerte en el cine en tiempos de coronavirus

Actualizado: 17 sept 2020

Por Martín Coitinho

Si bien es cierto que en inglés las películas que conocemos como “de terror” son llamadas “horror films”, debemos diferenciar el terror, que es miedo, del horror, que es una sensación intensa y desagradable que nos produce algo espantoso de ver.


“Al morir la matinee”, de Maximiliano Contenti, está más cerca del horror que del terror. La película, que narra el ataque de un asesino serial suelto en un cine en Montevideo, parece más preocupada por mostrar algo diferente y creativo a la hora de ir matando a sus personajes, que de provocar real miedo en el espectador.


Se trata de un producto diferente, “de género”, como se les suelen llamar a este tipo de propuestas, que se aparta de lo que estamos acostumbrados a ver en las producciones nacionales. En ese sentido, es bienvenida la búsqueda de hacer un producto que, más allá de algún detalle local puntual, puede ser universal al escapar de los costumbrismos habituales.


El elenco es desparejo, con puntos altos (Julieta Spinelli, que interpreta a Ángela, una espectadora adolescente, hace quizás el trabajo más efectivo), y con puntos bajos, aunque no lo suficiente como para que sea un problema mayor. En esto quizás ayude el tono de la película, que permite ser más permisivos con personajes dibujados con trazos gruesos. Pero resulta difícil empatizar demasiado con los personajes, y estamos más tiempo esperando que mueran que deseando que sobrevivan.


En los rubros técnicos se destaca una muy buena fotografía, que aprovecha las locaciones (la película transcurre casi en su totalidad en dos o tres locaciones diferentes, lo que le aporta un bienvenido sentido de claustrofobia), así como lo que refiere a maquillaje y la creación de elaboradas escenas de muerte, que creo que son el mayor interés del director.


Porque por momentos la historia parece casi una excusa para mostrarnos esas muertes elaboradas, desde ángulos imposiblemente “cool” y horrorosos.

Y no está mal, pero la película se resiente al no estar contando nada más que lo que se ve a prima facie.


Si algo le falta, entonces, es crear una mitología. No todos los asesinos (humanos, alienígenas, sobrenaturales, etc.) necesitan una explicación. De hecho, en algunos casos esa no explicación los vuelve más efectivos cinematográficamente, pero la decisión de no presentar aquí nada que complemente el relato (no se explica ni los motivos del asesino, ni por qué cierto fetiche que no vamos a aclarar ahora, ni por qué ataca ese día, ni por qué ese lugar… nada) parece francamente desconcertante, y un desperdicio de oportunidades narrativas.


Y también hay un elemento de diálogo con el cine que está un poco desaprovechado. Todo esto que ocurre durante la proyección de una película de terror se vuelve un poco demasiado directo (escenas en la sala que son eco de lo que está en pantalla) faltándole un extra, algún elemento más metanarrativo que nos diga algo sobre el cine, sobre el género…


Pero en definitiva, no debemos juzgar las películas por lo que no son (o pretendíamos que fueran) sino por lo que efectivamente se nos presenta. “Al morir la matinee” es un interesante ejercicio de género, en un cine que no se permite mucho ir a ese lugar. Aun con sus limitaciones, es una promesa de un camino que el cine uruguayo también tiene que recorrer.

Publicación original 17/09/2020

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