Neptuno vs. Casupá
Por Danilo Ríos

Los proyectos Neptuno y Casupá no son comparables. El primero corresponde a un sistema de producción de agua potable completo (toma, planta de potabilización, tubería de aducción), mientras que el propósito de la represa de Casupá es aumentar las reservas de agua bruta de la planta de Aguas Corrientes.
La represa de Casupá sería, por lo tanto, un componente más del sistema de producción actual, dependiente de la planta de Aguas Corrientes y de la cuenca del río Santa Lucía. Pero esta afirmación que parecería quitarle relevancia y ser «más de lo mismo», y que fue explotada para priorizar la aparente idea innovadora y revolucionaria del Proyecto Neptuno, no exime a la represa de Casupá de ser la única obra de magnitud que hoy es imprescindible para garantizar el abastecimiento de agua potable de la capital.
El Proyecto Neptuno podría cotejarse con otros que tuviesen el mismo alcance, pero las autoridades de OSE evitaron dar ese paso cuando en febrero de 2021 autorizaron al consorcio oferente a que desarrollase su idea. Con ese lastre se inició el proceso que finalizó casi 4 años después con la obtención de la autorización ambiental previa otorgada por el Ministerio de Ambiente, y la posterior firma del contrato.
Mientras tanto, con la intervención de científicos y profesionales independientes y algunas reparticiones de la Udelar, entre 2021 y 2024 se demostró que el agua del Río de la Plata en Arazatí no es siempre dulce, que la probabilidad de crecimiento de cianobacterias en la zona es alta, y que durante la potabilización se podrían generar compuestos químicos nocivos para la salud. Estos elementos no fueron tenidos en cuenta debido a la escasa información de calidad de aguas que OSE y el oferente tenían cuando en 2021 decidieron apostar por una toma en Arazatí, y hubiesen puntuado en contra del Proyecto Neptuno, en una libre competencia de ideas.
Pero… si OSE hubiera licitado las obras de la represa de Casupá en 2020, ¿se habría evitado la crisis de 2023? La respuesta fue motivo de debate en función del tiempo que podría haber insumido su construcción, pero no caben dudas que en 2025 la represa estaría disponible para enfrentar otros episodios de sequía. De acuerdo con el avance previsto en el proyecto podría estimarse que parte de la lluvia que llenó el embalse de Paso Severino antes de noviembre de 2022 podría haberse retenido en los terraplenes de la obra, minimizando el impacto de la sequía o haciéndola imperceptible. Pero ni siquiera se intentó y, a dos años de finalizada la crisis, no se ha subsanado aún el problema que la originó, que fue el agotamiento de las reservas de agua que surten a la planta de Aguas Corrientes.
La obra más urgente que necesita el sistema de abastecimiento de la región metropolitana en 2025 y desde hace varios años es la construcción de una reserva de agua bruta que alimente a la planta de Aguas Corrientes, y cualquier iniciativa que busque resolver el dilema de la planta y fuente únicas no debe anteponérsele.
El reinicio del trámite para construir la represa de Casupá fue anunciado por el Ministro de Ambiente Edgardo Ortuño el día de su asunción el pasado 6 de marzo. Resuelto esto, y en función de las decisiones que se adopten relacionadas con el Proyecto Neptuno, bien podría iniciarse un proceso para instalar una nueva planta que utilice otra fuente de agua, sin descartar de plano ninguna alternativa, entre ellas el uso del Río de la Plata, tal como anunció el ingeniero Orlando Notaro Francesco en 1971. Pero el entonces gerente general de OSE puntualizó también que ese análisis no debía anteponerse a la construcción de la represa de Paso Severino: «…el río Santa Lucía y sus afluentes no tienen una capacidad ilimitada, por lo que, construida la represa de referencia [Paso Severino], ello permitirá encarar sin apremios el estudio de la futura fuente de aprovisionamiento de agua para Montevideo, que puede estar en las aguas dulces del Río de la Plata, o en la desalación de las aguas de este río» (Notaro Francesco, 1971).
50 años después y ante una coyuntura similar, y sin haber evaluado con detenimiento la situación del abastecimiento de agua potable de Montevideo, OSE dio curso al Proyecto Neptuno y lo priorizó frente a la inminente construcción de la represa de Casupá, exponiendo argumentos que en su rápida lectura son atractivos y convincentes, como poner fin a 150 años de dependencia exclusiva del río Santa Lucía y garantizar el suministro ante un colapso de Aguas Corrientes. OSE desestimó un proceso de planificación que resolvía la disponibilidad de agua hasta el año 2045, y las consecuencias de esa decisión estuvieron a la vista en 2023.
Publicada: 11/03/2025
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