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No son gordos

Por Baltasar Aguilar Fleitas

El pasado viernes falleció Fernando Botero, extraordinario y originalísimo pintor y escultor colombiano.


De entrada es necesario despejar tres conceptos muy generalizados y erróneos. Se dice que Botero fue el pintor de los gordos y gordas; o que Botero fue el pintor y escultor de figuras infladas. Ni lo uno ni lo otro: Botero no pintó personas obesas ni muñecos inflados. Tampoco sus personajes son necesariamente “voluptuosos” como también se dice frecuentemente, no son un llamado a ningún placer o deleite, que eso significa la palabra voluptuosidad (aunque en lo que dijo el mismo Botero y se transcribe más abajo haya algo de esto).


¿Por qué entonces Botero pintó como pintó? Porque fue su “forma” de pintar. En la búsqueda de su propio lenguaje y estilo, de su propia estética y pintando una enorme mandolina encontró que lo suyo era la desproporción, el destaque del volumen y la monumentalidad. Así de simple, sin tantas vueltas. De hecho, en sus cuadros no sólo las personas son monumentales sino también los objetos, como la mencionada mandolina.

En un reportaje, Botero expresó: “No he pintado una persona gorda en mi vida. He expresado el volumen, he buscado darle protagonismo al volumen, hacerlo más plástico, más monumental, como si fuera casi comida, arte comestible. El arte debe ser sensual: en ese sentido lo digo.”


Surge así una nueva forma de belleza, completamente original.


Pese a no haber vivido en su país natal durante muchos años, siempre estuvo atento al acontecer social y político colombiano. Por ejemplo, no pudo sustraerse a la muerte de su compatriota, el narcotraficante Pablo Escobar en 1993, que, según dicen, lo admiraba, sentimiento que no era recíproco de parte del artista. Se dice que Escobar tenía varios cuadros suyos, entre otros grandes pintores.


Hay dos obras de Botero referidas a este acontecimiento. La figura de por sí gruesa del narcotraficante le vino bien a Botero en este caso… pero no es que Botero anduviera a la caza de obesos.


Y ahí está Escobar en el intento de escapar por los tejados de Medellín, descalzo, con el trasfondo de un cielo amenazante, acribillado por una lluvia de balas.


El cuadro se llama La muerte de Pablo Escobar, es un óleo de 1999, mide 58 x 38 cm, y está en el Herning Museum of Contemporary Art, Herning, Dinamarca.

Publicada: 19/09/2023

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