«Oficio de alto riesgo. Un recorrido por la vida y obra de César Troncoso», de Diego Faraone
Por Lorena Zeballos Báez
Sin temor a ser obsecuente, confieso que me emociona bastante saber que coexisto con uno de los mejores actores del país, la región y el mundo. Y sé que todavía no ví su mejor interpretación.
Pero al César brillando en «El baño del papa», «El viaje hacia el mar», «Mal día para pescar», «Zanahoria» –y puedo seguir así– no hace falta presentarlo. Esa es la gracia de esta aproximación de Faraone al «alto riesgo» del oficio de Troncoso. Sus luces y sombras.
Mi César favorito de esta amena recopilación de historias y anécdotas es el humano que falla. Cuenta que, a sala llena, en su primera función de «Marx in Soho», olvidó la letra (varias veces). Y la desesperación la supo esquivar de la única forma que podia imaginar a un tipo con su humildad.
«Me di vuelta, enfrenté al público, y con la misma energía del personaje dije: “señores, me olvidé la letra, ya vuelvo”», recuerda, y reflexiona: «El aplauso que recibí fue muy cálido, y creo que eso tiene que ver con saber que el actor que está ahí, el humano que está ahí adelante, es un loco que habitualmente hace las cosas bien, pero que esta vez tuvo un mal día».
Será la crisis existencial, cierta búsqueda de empatía o es que simplemente tengo hambre, pero me alegra pensar que hasta Troncoso se olvida la letra y sigue siendo Troncoso. ¡Chapeau!
