Pintar con dolor y alegría
Por Baltasar Aguilar Fleitas
Hay pintores que derraman su dolor sobre la tela. Un ejemplo claro es la mexicana Frida Kahlo. También lo es Artemisia Gentileschi que vimos en esta serie.
Hay otros, en cambio, que pese a su sufrimiento se empeñan en crear belleza resaltando la alegría de vivir y pintando los tonos más festivos de la naturaleza humana. Es el caso de Pierre-Auguste Renoir.
Renoir fue un artista francés que nació el 25 de febrero de 1841 y murió en 1919. En 1995, durante el XIII Congreso Internacional de Reumatología realizado en Holanda, Pablo Renoir, nieto del artista, reveló varios aspectos sobre su salud que permitieron establecer que padeció poliartritis reumatoidea crónica (PARC). Si bien no se conoce cuándo empezó a tener los primeros síntomas, se acepta que vivió los últimos 20-25 años con esa enfermedad. La PARC afecta especialmente a las manos. Observen la deformidad de las manos de Renoir, que, además, están desviadas del eje del miembro superior. La enfermedad le dificultó tomar objetos como su pipa, y le obligó a usar primero un bastón y luego silla de ruedas para trasladarse. Perdió peso llegando a los 46 kg en 1904. Su pasión por la pintura lo llevó a colocarse algodón en la palma de las manos y hasta atarse los pinceles para poder crear sus obras. Imagínense los sufrimientos de Renoir en aquella época donde los recursos disponibles para calmar a los pacientes no tenían la eficacia de los que hoy contamos.
Sin embargo, y este es el dato artístico que quiero resaltar, sus obras siempre traducen color y alegría. La imagen que acompaña a la foto de Renoir es uno de sus cuadros más conocidos: El almuerzo de los remeros (1881). El cuadro transmite vida y representa a un grupo de amigos que celebran en la terraza del célebre restaurante Fournaise, de la isla de Chatou, en el río Sena, donde iba con frecuencia a compartir la comida con sus amigos y que sin duda eran momentos muy agradables. La mujer de la izquierda que juega con un perrito será su futura esposa.
Para terminar, recordemos que en 2012 se conoció la película Renoir dirigida por Gilles Bourdos, con Michel Bouquet como el pintor y Vincent Rottiers como Jean Renoir, hijo del artista y director cinematográfico.
“El dolor pasa pero la belleza permanece”.
“Para mí, un cuadro debe ser algo amable, alegre y hermoso, sí, hermoso. Ya hay demasiadas cosas desagradables en la vida como para que nos inventemos más.”
(Pierre-Auguste Renoir).
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