Sin pan y sin trabajo
Por Baltasar Aguilar Fleitas
Ayer se conmemoró el Día Internacional de los Trabajadores.
Además de recordar los hechos que dieron origen a la existencia de la fecha, los trabajadores aprovechan la oportunidad para realizar reclamos por salarios y mejores condiciones de trabajo. También se hacen consideraciones de carácter político con la mira puesta en mayor justicia social.
Más allá de los intentos reformistas que se producen de tanto en tanto, es consustancial a la clase, por causas estructurales, el hecho de vivir en situación de injusticia y desamparo.
Ese es el motivo por el que en esta sección rendimos homenaje a los trabajadores y trabajadoras mediante una obra de arte que pinta condiciones extremas de pobreza como lo dice el nombre del cuadro: sin pan y sin trabajo.
Un hombre y una mujer están sentados a la mesa en un hogar muy humilde. La habitación es oscura. Todo allí denota pobreza y privaciones. No es vida digna lo que se representa sino un sobrevivir angustioso.
La mujer se ve agotada y desmejorada físicamente por mala alimentación y sufrimiento, y amamanta a su hijo con la mirada perdida.
El esposo mira a través de la ventana y ve cómo allá, a lo lejos, la policía reprime una manifestación obrera. La escena le provoca una reacción de rabia, inclina la silla y golpea con su puño la mesa. Arriba de esta se encuentran las herramientas inútiles porque no se consigue trabajo.
Sin pan y sin trabajo es el primer cuadro de la pintura argentina que trata el tema de la desocupación. Fue realizado en 1893-1894. Su autor es Ernesto de la Cárcova (Buenos Aires, 1866 - 1927). Es un óleo sobre tela que mide 125,5 cm x 216 cm. Se puede ver en el Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires.
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Adjunto el siguiente comentario:
“[…] fue la obra con la que De la Cárcova se presentó al regreso [de Italia] en el segundo Salón del Ateneo en Buenos Aires, tras haberse afiliado al recién creado Centro Obrero Socialista (antecedente inmediato del Partido Socialista, fundado dos años después).”
“[…] nota de Roberto J. Payró (quien también se había afiliado ese año al Centro Obrero Socialista) en La Nación, donde el cuadro fue reproducido por Martín Malharro. Payró comentaba en forma dramática la escena para los lectores: “¡No quiero, no quiero que me quitéis el pan de mi esposa, el pan de mi hijo! ¡No hay derecho, asesinos, para hacer morir a esta inocente criatura, para hacer sufrir a esta pobre mujer! […] Pero él no sabe todavía. Se enfurece ante el efecto y no se da cuenta de la causa. Mañana, cuando la conozca, se hará un anarquista, y se vengará de sus furores injustos contra los compañeros de sufrimiento, con otros furores, mortíferos, que lo llevarán quién sabe a qué extremidades nefastas”.(1)
1-Laura Malosetti Costa. bellasartes.gob.ar
Visualizado 26/04/2023
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