Tren Bala
Actualizado: 15 ago 2022
Por Martín Coitinho
El género acción ha dado grandes películas. Es cierto que, en general, no pensamos necesariamente en las películas de acción como obras maestras del cine, pero la realidad es que pueden serlo cuando los ingredientes justos se mezclan. Así, por ejemplo, “Contracara”, “Máxima Velocidad”, “Demolition Man”, “Robocop” o “John Wick”, son películas brillantes, que elevan el género.
“Tren Bala” no llega a ese nivel, pero sin dudas que se encuentra dentro de lo mejor que hemos visto en tiempos recientes (detrás de “Maverick”, por supuesto, que es un tipo de película de acción bastante diferente).
Aquí nos encontramos con varios elementos en juego. El primero, y más importante, viene por el juego de los actores y el tono. Brad Pitt ha demostrado a lo largo de su carrera saberse manejar con soltura en tonos de comedia (y esta es una comedia de acción, muy negra, pero comedia). Es gracioso y tremendamente carismático. Un papel que le sienta ideal.
Brad tiene la bendición/maldición de tener la cara que tiene, y eso hace que muchas veces no se lo tome en serio. Pero su trabajo con directores como David Fincher, Terry Gilliam, Guy Ritchie o Tarantino (“Bastardos sin Gloria” es una obra maestra y “Érase una vez en… Hollywood” le dio un Oscar) demuestra que no es solo una cara bonita.
Aaron Taylor-Johnson es siempre excelente (vean, si no vieron, “Animales Nocturnos”, por favor), y su dupla con Brian Tyree Henry es de lo mejor de la película. Humor y una química que se siente a través de la pantalla.
Hiroyuki Sanada es una leyenda del cine, Michael Shannon nunca no está bien, Sandra Bullock es poco más que una voz en el teléfono, pero es la voz justa.
Quizás el eslabón más débil es Joey King, a quien cuesta creerle su personaje.
Pero además de los personajes, está la acción, y David Leitch (co-director de “John Wick” y director de “Deadpool 2” y “Atomic Blonde”, así como doble y coordinador de dobles de acción) es el tipo indicado para manejar este tono. Junto a un gran trabajo de edición de su editora de confianza Elísabet Ronaldsdóttir, arman una película 100% cinética, que nunca parece descansar, pero que no agota.
Y esto no es tan sencillo de conseguir, considerando que la mayor parte del metraje ocurre dentro de un mismo espacio cerrado. Sin embargo, la cinta nunca se siente claustrofóbica, y el movimiento de cámara nunca parece estar limitado.
Quizás el mayor problema sea el tercer acto. Aquí el tren parece descarrilar (je) porque se plantea un final épico, que es a todas luces innecesario, y se rompe un poco la verosimilitud de los minutos previos. Parece un producto de las “notas del estudio” mandando que sea todo más grande.
Pero eso, afortunadamente, termina siendo un detalle, porque, a fin de cuentas, es todo demasiado entretenido como para que moleste.
En definitiva, “Tren Bala” no es una obra maestra, pero es enteramente disfrutable, y tiene todo para ser de esas películas que, cuando las cruzamos haciendo zapping, terminamos enganchados hasta el final. Dicho eso, sus valores de producción se notan, y en épocas de películas para streaming, esta se siente hecha para la pantalla grande, y así recomiendo que se disfrute.
Vale la pena perderse un rato en el cine.
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