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West Side Story o Amor sin Barreras

Por Martín Coitinho

No debería ser sorpresa. Después de unos años de musicales de calidad baja o muy baja, vino Steven Spielberg y nos mostró a todos cómo se debe filmar un musical.


Sin dudas que tenía un gran punto de partida: “West Side Story”, el musical de Broadway, contaba con una historia clásica (adaptación de “Romeo y Julieta”), excelente música, canciones memorables del gran Stephen Sondheim, y una coreografía que fue totalmente revolucionaria en su momento.


En las manos del maestro, esa historia cobra una nueva vida, se renueva sin traicionar sus raíces, y se convierte en un espectáculo visual y sonoro memorable.


Spielberg sabe dónde poner una cámara y cómo moverla para maravillarnos sin sacarnos de la historia, para acentuar el movimiento de los cuerpos en el espacio (mucho menos teatral que en la adaptación de 1961) pero sin perder nunca de vista la emoción.


En ese sentido, el trabajo del director de fotografía Janusz Kaminski es también estupendo. Un punto alto en una carrera llena de puntos realmente muy altos.


Sí, la historia tiene un romance mágico y exagerado, y eso no cambia, porque el de Romeo y Julieta es un romance mágico y exagerado, imposible, intenso, memorable. Pero tanto Spielberg como Tony Kushner (el escritor que adaptó el texto) entienden que la verdadera tragedia subyace en las bandas enfrentadas, en los Jets y los Sharks, peleando por un pedazo de territorio que vale aún menos que ellos en una sociedad que los desprecia.


Rachel Zegler es una revelación. Con 18 años al momento del rodaje muestra la inocencia de la juventud de María y la combina con una voz maravillosa. Como Tony, caemos rendidos a sus pies. Ariana DeBose es Anita, y la pantalla estalla en colores y efervescencia cada vez que entra en cuadro, cada vez que la escuchamos cantar.


“West Side Story” (o “Amor Sin Barreras”) es una película estupenda. Un musical que muestra tener un director con todo el conocimiento de los musicales clásicos, de cómo filmarlos, pero que da un paso más y los moderniza y reinventa. Es, también, una historia conmovedora, en la que la música y las voces nos transportan, maravillan y emocionan.


Para mí es, sin dudas, una de las películas del año. Imperdible e imprescindible.

Publicación original: 07/12/2021

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