#Zabala - El homicida de Cecilia Fontana de Heber fue quien detuvo al maestro Julio Castro
Actualizado: 28 oct 2024
Por Georgina Mayo

El expolicía Juan Ricardo Zabala quien evitó la cárcel luego de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia por el homicidio de Julio Castro, fue imputado en las últimas horas por el homicidio muy especialmente agravado de Cecilia Fontana de Heber en 1978. La mujer fue víctima luego de tomar vino envenenado con Fosdrín que se le hizo llegar a su casa.
En 2014 fue revocada la sentencia del juez de primera instancia Juan Carlos Fernández Lecchini que responsabilizaba a Zabala. La absolución confirmó la sentencia del Tribunal de Apelaciones, que condenó al militar José Gavazzo como coautor del homicidio de Castro pero ordenó la liberación de Zabala. El TAP sostuvo que Zabala detuvo al maestro sin violencia física en la vía pública, y desestimó que el secuestro fuera ordenado por las Fuerzas Conjuntas. La sentencia de la Suprema Corte de Justicia que confirmó la del TAP tuvo el voto discorde de Ricardo Pérez Manrique. Ahora Zabala fue responsabilizado por el homicidio muy especialmente agravado de Cecilia Fontana de Heber. Ante el interrogatorio transcripto en la sentencia de la jueza Silvia Urioste -quien imputó a Zabala a pedido del fiscal especializado en delitos de lesa humanidad, Ricardo Perciballe-, al que accedió 25siete, queda establecido que Zabala no pudo salir de sus contradicciones. Zabala también fue parte de la Operación Morgan, que se llevó adelante en 1975 en contra de militantes del Partido Comunista y de la Unión de Juventudes Comunistas.
El interrogatorio que no zafó
En este oficio de setiembre de 1978, el que es muy detallado, no se menciona una pericia dactilar de la que surge que una de las botellas tiene 3 huellas suyas. ¿Por qué no se hizo mención a esta pericia? Zabala respondió que “en esa época Policía Técnica mandaba el original al Juzgado, una copia a la oficina de procedencia y una copia en Policía Técnica como archivo". La oficina de procedencia evidentemente era la Brigada de Narcóticos. Le preguntaron además porqué esto no surge informado en el oficio y respondió que “nosotros damos por descontado que la carpeta original de técnica, la mandaba policía técnica directamente a la Sede Judicial, por lo que la sede judicial tenía conocimiento inmediato de eso. Sin embargo la pericia de las vísceras y del veneno de la botella surge en el informe, le repreguntó la jueza. Si, respondió.
Luego, en relación a la botella que entregó Carlos Julio Pereyra en la Brigada de Narcóticos, expresó: "En horas de la noche me informan de la Guardia por la calle Yí de la Jefatura de Policía que iba a pasar el Profesor y que venia acompañado de alguna persona. Los recibo en la puerta de entrada de la brigada de narcóticos que estaba en el 1er piso de Jefatura, lo hago pasar al despacho del Comisario Campos, donde también estaba el Com. Inspector Yamadú Castro. El Prof Carlos Julio Pereyra se enfrenta al Com. Campos y le dice esta es la botella que está en mi poder. El Comisario me señala a mi para que me la entregara a los efectos de hacer el trámite ante Policía Técnica. Tome la botella y voy a la oficina administrativa, a los efectos de hacer los documentos correspondientes. Próximo a media noche concurro a Policía Técnica, que quedaba en la misma Jefatura de Policía de Montevideo por la entrada de San José y ahí entrego la botella del Dr. Lacalle que ya la había entregado en la Brigada y la botella del Prof. Carlos Julio Pereyra". "¿Por qué pide una pericia dactilar de una botella que usted había manipulado?", preguntó la jueza. "Porque se tiene que hacer igual. Es de rigor cuando se encuentran las botellas hacerla". ¿Por qué manipula una botella que sabe que va a ir a pericia dactilar.
En resumen, todas estas omisiones y contradicciones, permiten concluir razonablemente que tras disponer las pericias de rigor a los envases y su contenido, así como otras medidas para procurar obtener información respecto de los comercios donde se podrían haber adquirido los vinos, el papel de embalaje y el plaguicida Fosdrín, los investigadores ocultaron la pericia dactiloscópica y desviaron intencionalmente el foco de las sospechas del grupo paramilitar que integraban hacia las propias víctimas y diluyeron las pesquisas en la realización de innumerables pericias caligráficas a alumnas del Colegio Sacre Couer donde se enseñaba la escritura carré que constaba en las tarjetas que acompañaban las botellas y que impidió el avance de la investigación. Una vez que se agregó la prueba reseñada, por vista 3077, de 30.09.1988, la Fiscal Letrado Nacional en lo Penal de 1er. Turno dictaminó que correspondía disponer el archivo de las actuaciones.
Publicado: 22/10/2024
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