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Ética y repugnancia: negociaciones sobre vacunas para los países pobres

Actualizado: 10 abr 2021

Por Susana Vidal

En varios de sus trabajos Martha Nussbaum ha desarrollado la relevancia que tienen las emociones para establecer la estructura axiológica de las personas, tanto a nivel individual, como en lo referente a las normas que hacen posible la convivencia o justifican el diseño y la aplicación de la ley.[1] Uno de estos sentimientos a los que presta particular atención es la repugnancia, una percepción frente a la cual todos guardamos un alto sentido intuitivo. Vale entonces traer aquí esta relación del sentimiento de repugnancia con la (bio)ética.


La lectura detallada de las condiciones impuestas por algunos de los laboratorios a los países de bajos ingresos trae ese texto a la mente y a los sentidos. Ello excede ampliamente lo expresado por el Profesor Lawrence Gostin, director del Instituto O'Neill de Derecho Nacional y Mundial de la Salud (Institute for National and Global Health Law), relacionado con la Organización Mundial de la Salud, al decir que “estas empresas han perdido su sentido de responsabilidad social y que ellas están actuando de modo no ético”.[2]


Se ha difundido extensamente que la producción de vacunas por parte de las multinacionales farmacéuticas ha contado con amplio financiamiento por parte de los países de altos ingresos desde las primeras fases de la investigación clínica. Las investigaciones fueron financiadas aún a riesgo en sus Fases I-II por gobiernos y donantes que invirtieron miles de millones de dólares en proyectos para crearlas y probarlas. Según la empresa de análisis de datos científicos Airfinity[3], los gobiernos han proporcionado 8600 millones de dólares y las organizaciones sin fines de lucro han otorgado casi 1900 millones. Solo 3400 millones provienen de la propia inversión de las empresas y muchasde ellas dependen en gran medida de la financiación externa.[4]


Estas inversiones no solo tuvieron por objetivo apoyar la investigación de alguna vacuna con celeridad,sino que establecieron acuerdos comerciales (en su mayoría no publicados) en los que se incluyeron compromisos y prioridades a la hora de distribuir las vacunas si lograban en corto tiempo poder mostrar efectividad y seguridad. Por otro lado, y esto no será una sorpresa para nadie, incluirían también aspectos relativos a la inversión comercial y sus potenciales ganancias en el valor de las acciones de las empresas. Hemos visto casi con asombro como las declaraciones sobre efectividad o seguridad de una y otra vacuna por parte de jefes de estado o ministros van determinando caídas y subidas en la bolsa de las acciones de cada una de estas empresas. Lo que ha puesto de manifiesto que se tratan de acuerdos con implicancias económicas y geopolíticas, además de científicas.


Un claro ejemplo de estos acuerdos privados fue la falta de respuesta a la iniciativa COVAX de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus socios[5] que aún hoy no ha logrado el financiamiento para ofrecer acceso igualitario a los grupos vulnerables en todos los países del mundo. Aún más que eso, el Director General dela OMS, Tedros Adhanon Gebreyesus denunció que los países continúan minando el esfuerzo de COVAX: “Hemos avanzado. Pero ese progreso es frágil. Necesitamos acelerar el suministro y distribución de vacunas, y no podemos hacerlo si algunos países continúan acercándose a los fabricantes que están produciendo vacunas con las que cuenta COVAX”.[6]


A la hora de iniciar las negociaciones para adquirir vacunas los países de América Latina y el Caribe tuvieron que enfrentar una serie de condiciones que sin ninguna duda resultaban ética y legalmente controversiales. El mejor ejemplo fue la ley que debió aprobar la Argentina (uno de los pocos países que hizo públicas algunas de las condiciones del laboratorio Pfizer) para poder tener acceso a un acuerdo comercial con esta empresa. En ella se garantizaba indemnidad patrimonial para el laboratorio y se incluyeron cláusulas y acuerdos de confidencialidad. La ley liberaba de toda responsabilidad al laboratorio, incluso lo que técnica, comercial y legalmente seríainaceptable, (relacionado con manufactura, distribución, empaque, entregas demoradas y fallos de producción, pero sobre todo con eventos adversos de la vacuna). Vale recordar que la Argentina fue uno de los centros donde se realizóparte de la fase III del ensayo clínico de esta vacuna.


Otros acuerdos semejantes han hecho 9 países de América Latina, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, México, Panamá, Perú y Uruguay, aunque no se cuenta con información detallada sobre los mismos. Recientemente se ha tomado conocimiento de las condiciones del contrato con República Dominicana. El contrato, que ha sido hecho público,[7] fue obtenido a través de una demanda por Knowledge Economy International, una Organización no gubernamental de EEUU, en el marco del derecho a la libertad de información pública y muestra que la compañía no pagará por ningún reclamo en relación a errores relacionados con la vacuna.[8] El país debió pagar 24 dólares por vacuna (dos dosis) y logró el acuerdo incluyendo la inmunidad legal del laboratorio. Según la publicación del Bureau of Investigative Journalism el apéndice del contrato, firmado el 29 de octubre de 2020, decía que el gobierno dominicano "indemnizará, defenderá y eximirá de responsabilidad a Pfizer, su socio BioNTech y sus afiliadas" de los casos y costos legales "que surjan de, estén relacionados o resulten de la Vacuna, que incluye, entre otros, cualquier etapa de diseño, desarrollo, investigación, formulación, pruebas, pruebas clínicas, fabricación, etiquetado, envasado, transporte, almacenamiento, distribución, comercialización, promoción, venta, compra, concesión de licencias, donación, dispensación, prescripción, administración, provisión o uso de la vacuna”. En cambio, la República Dominicana tendrá que pagar los costos legales y las indemnizaciones en caso de que surja algún problema.[9]


Esto significa que en los demás países, muchas de las cláusulas se han mantenido con carácter confidencial y no han sido puestas a consideración de la opinión pública. En ese sentido se comprenden las razones por las cuales Argentina (y probablemente Brasil) no pudieron cerrar un acuerdo con esta empresa a pesar de haber cedido en casi todos sus requerimientos, como fue visto. Pfizer requería además de la ley ya aprobada, que el país pusiera como garantía activos soberanos como edificios de embajadas, terrenos militares, y otros, (de lo que se va conociendo poco a poco los detalles), para cubrir posibles costos legales futuros.[10] [11]


Es comprensible ahora y debería ser valorado el rechazo del entonces Ministro de Salud Gines González García a aceptar tales condiciones. Haberlo hecho nos hubiera incluido en ese acuerdo denigrante por el cual una de las compañías más ricas del mundo, saca al mercado una vacuna que investigó también en países pobres, en el marco del paradigma de la pandemia (excepcionalismo metodológico) con resultados a corto plazo de eficacia y seguridad (excepcionalismo ético), financiada en parte por los países más ricos del mundo que hoy acumulan el 95% de las vacunas existentes [12]y pone ese tipo de exigencias. Además de todo esto, esta empresa pretende obtener beneficios de los países de bajos ingresos, no solo no pagando por sus responsabilidades sino sacando un indebido provecho de Gobiernos desesperados por salvar la vida de sus ciudadanos.


Todos conocemos que hoy la brecha de la desigualdad es algo inmoral en términos de justicia global. En 2019, 26 personas tenían la misma riqueza que la mitad de la humanidad.[13] Aún en tiempos de pandemia, los beneficios de grandes corporaciones como Microsoft, Visa o la farmacéutica Pfizer han crecido entre un 30% y un 50% desde principios de año.[14]


El informe Oxfam nos aclara el contexto para América Latina cuando indica que “desde el principio de los confinamientos, han aparecido 8 nuevos mil millonarios en la región, es decir 1 nuevo mil millonarios cada dos semanas, mientras se estima que hasta 52 millones de personas se convertirán en pobres y 40 millones perderán sus empleos este año. La riqueza de esta élite de supermillonarios de la región ha crecido un 17% desde mediados de marzo: US$ 48200 millones, que equivalen al 38% del total de los paquetes de estímulo que el conjunto de Gobiernos ha activado, (...) [15]


En el marco de esta realidad, ver el escenario en el cual los actores pretenden despojar de sus pocos bienes a países endeudados, con sistemas de salud frágiles y con un impacto sanitario y económico de la pandemia gravísimo, nos remeda esta metáfora que tan bien Nussbaum ha problematizado, la repugnancia. Sobre estos sentimientos morales, se han construido a lo largo de la historia de la humanidad, lo que hoy entendemos por dignidad humana e igualdad, base sobre la que se edifica todo el sistema de los derechos humanos. Hoy más que nunca parece necesario apelar a que sea el sistema internacional de los Derechos Humanos y los estados soberanos los que rijan los destinos humanos y no la voracidad de los mercados insaciables aún frente a los 2,662,597 millones de víctimas [16] que tenemos que lamentar. Centenares de organismos multilaterales, organizaciones no gubernamentales, agencias de las naciones unidas, asociaciones, entre muchos otros, están clamando por un nuevo pacto global que cambie las reglas del juego impuestas por el sistema global de mercado y ello solo puede tener lugar en el marco de un sistema de solidaridad y justicia global protagonizado por los estados democráticos del mundo y en el escenario de las Naciones Unidas. Parece que ya es tiempo de dar ese paso.

[1] Nussbaum, Martha. El ocultamiento de lo humano, repugnancia, vergüenza y ley. Katz Ed. Bs As, 2006. [2] The Bureau of Investigative Journalism. Vaccine contract forces a government to pay if Pfizer makes mistakes, 10.03.21. Accesible: https://www.thebureauinvestigates.com/stories/2021-03-10/vaccine-contract-forces-dominican-republic-government-to-pay-if-pfizer-makes-mistakes [3] Hooker L, Palumbo D. Vacunas contra el coronoavirus, cuánto dinero pueden ganar realmente las farmacéuticas con la inmunización.BBC News, 15.12.20.Accesible: https://www.bbc.com/mundo/noticias-55293057 [4] Hooker L, Palumbo D. Op Cit [5] COVAX. https://www.who.int/initiatives/act-accelerator/covax [6] Noticias ONU. La OMS pide al Consejo de Seguridad que aborde la exención de propiedad intelectual de las vacunas COVID-19. Accesible: https://news.un.org/es/story/2021/02/1488762 [7] https://www.keionline.org/misc-docs/Pfizer-DominicanRepublic-Vaccine-Term-Sheet-19Jan2021.pdf(Publicado por la misma fuente The Bureau of Investigative Journalism, Op Cit) [8] The Bureau of Investigative Journalism. ‘Held to ransom’: Pfizer demands governments gamble with state assets to secure vaccine deal. 23.02.21 Accesible: https://www.thebureauinvestigates.com/stories/2021-02-23/held-to-ransom-pfizer-demands-governments-gamble-with-state-assets-to-secure-vaccine-deal [9] The Bureau of Investigative Journalism. Vaccine contract Op Cit [10] Make medicines affordable. News. ‘Held to ransom’: Pfizer demands governments gamble with state assets to secure vaccine deal. 28.02.2021. Disponible: https://makemedicinesaffordable.org/held-to-ransom-pfizer-demands-governments-gamble-with-state-assets-to-secure-vaccine-deal/ [11] The Bureau of Investigative Journalism. Vaccine contract forces... 10.03.21. Op Cit [12] 12Los países son: Estados Unidos, China, Reino Unido, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Italia, Rusia, Alemania, España y Canadá. [13] PNUD. Informe Anual 2019 p19. Accesible: https://reliefweb.int/sites/reliefweb.int/files/resources/UNDP-Annual-Report-2019-es-compressed.pdf [14] Oxfam Internacional. ¿Quién paga la cuenta? Gravar la riqueza para enfrentar la crisis de la COVID 1 9 en América Latina y el Caribe. Oxfam Internacional, Julio 2020. Accesible: https://oxfamilibrary.openrepository.com/bitstream/handle/10546/621033/bp-quien-paga-la-cuenta-covid-19-270720-es.pdfp.5 [15] Oxfam Internacional, Op Cit p.316Johns Hopkins University. Coronavirus Resource Center. Ver: https://coronavirus.jhu.edu/map.html(*)

[16] Johns Hopkins University. Coronavirus Resource Center. Ver: https://coronavirus.jhu.edu/map.htm


Publcación 25siete: 23/03/20121

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