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El Prado en la calle

Por Baltasar Aguilar Fleitas

Hoy tengo dos cosas para decirles. 


La primera es una muy buena noticia. Desde el 21 de diciembre se encuentra habilitada en Montevideo una exposición del Museo del Prado de Madrid.


Está ubicada en la peatonal Sarandí convertida en una galería a cielo abierto, y consiste en 50 obras que estarán en exhibición hasta el 28 de febrero. Se trata de reproducciones fotográficas de alta calidad y de tamaño natural, salvo en algunas de grandes dimensiones de las que se muestra un detalle. Hace unos cuantos años que no tenemos este privilegio, desde aquella recordada exposición realizada en la rambla de Pocitos. 


Esta vez se agregará un hecho relevante: la exposición también estará presente en el interior del país a partir de marzo.


El Museo del Prado de Madrid ha decidido sacar estas obras a las calles del mundo en una política que merece apoyo y destaque especial.


Al mismo tiempo es una excelente oportunidad para ralentizar nuestra agitada vida, sin necesidad de entrar a un museo, y brindarle alimento al espíritu que tan hambriento y olvidado llevamos en algún recóndito lugar… El arte de paso y a las apuradas se torna un episodio irrelevante de la vida diaria. Mi recomendación es que se detengan y contemplen. 

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Lo segundo que quiero decirles es que entre las obras expuestas allí en la Puerta de La Ciudadela está Saturno devorando a su hijo, de Francisco de Goya (1746-1828). Este fresco de 143,5 x 81,4 cm. pertenece a la serie de pinturas negras de Goya y fue realizada en 1823. Goya hizo estas pinturas para decorar su casa, la que se conoció como La quinta del sordo. Se llaman pinturas negras debido a los colores oscuros que usó el pintor y la elocuente referencia a asuntos y comportamientos sórdidos de la vida humana.


En este caso, el protagonista es el dios Saturno (o Cronos), hijo del Cielo y la Tierra, y padre de Zeus en la mitología griega, o Júpiter en la romana. Advertido de que uno de sus hijos lo destronaría, -como él hizo con su padre Urano, al que castró con una hoz-, decide mantener su descendencia femenina y comerse uno a uno a todos sus hijos varones. Júpiter se salvó porque, con ayuda de su madre, se escondió y luego destronaría efectivamente a su padre Saturno.


La pintura es impresionante. El dios hunde sus dedos en la carne sanguinolenta de su hijo y se lo engulle sin asco ni miramientos mostrando esa cara de enloquecido y furioso por el peligro que corre su trono.


¿Por qué Goya recurrió a este mito para una de sus pinturas? ¿Quién era Saturno? Algunos creen que es Dios castigando a la humanidad por la trágica historia que ha protagonizado desde su origen; otros sostienen que es Fernando VII que acaba así con su pueblo; hay quienes afirman que es el mismo pueblo español que se fagocita su futuro; otros conjeturan que Goya quiso representar el sufrimiento del saturnismo, una enfermedad por intoxicación con plomo, que él padeció y a la que se debió su sordera… Pero una interpretación más filosófica -y que prefiero- sugiere que siendo Saturno el emblema del tiempo, lo que expresa este cuadro es, ni más ni menos, lo que hace el Tiempo: todo se lo come, todo lo engulle…estas y otras hipótesis caben.Ténganlas en cuenta, pero sobre todo, disfruten esta pintura de cerca…


Nota: en el Museo del Prado hay otra obra sobre el mismo tema, realizada por Peter Paul Rubens casi 200 años antes.

Publicada: 26/12/2023

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