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«Hambre», de Roxane Gay

Por Inés Noguerias

Los que lidiamos con la obesidad sabemos un par de cosas sobre paradojas: sentirnos sumamente expuestos y al mismo tiempo totalmente invisibles; tratar de querernos y al mismo tiempo hacernos daño; enojarnos con los discursos gordofóbicos y al mismo tiempo dar lo que sea por no tener los cuerpos que tenemos. Si esta reseña suena muy personal es porque «Hambre», de Roxane Gay, es un libro muy personal. Y, por eso mismo, es un libro político.


La escritora y ensayista estadounidense ofrece en estas páginas lo que denomina una “autobiografía de su cuerpo”, sin eufemismos ni concesiones. Dividido en pequeños capítulos, como entradas de un blog, el libro comienza compartiendo el trauma de la violencia sexual que marcó su vida y luego explora los dolores —físicos y emocionales—, las contradicciones y los obstáculos que le supone vivir en su cuerpo: un cuerpo al que ella califica como “indisciplinado”, pero para el que la comunidad médica tiene la poco amable etiqueta de “superobesidad mórbida”.


Este no es un libro de superación personal ni está pensado para dar herramientas a quienes son obesos y quieren dejar de serlo. Este libro es, por un lado, una denuncia de lo difícil que es aceptarse y quererse cuando se vive en un tipo de cuerpo que nos han enseñado a odiar; un cuerpo hacia el que el mundo y las personas reaccionan con hostilidad. Por otro lado, este libro es la autobiografía de un cuerpo y la cartografía de un hambre que es, al mismo tiempo, tan personal y única como capaz de provocar identificación y —ojalá— empatía.

Publicación original: 06/04/2021


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