Uno de esos días
Por Gustavo "Tato" Olmos
La militancia sindical, gremial, política o por cualquier causa tiene, como tantas cosas en la vida, muchos momentos de tarea rutinaria, tediosa. Pero, de vez en cuando, hay días que quedan marcados en nuestra memoria, pegados a la piel, porque algo sucedió que los convierte en imborrables. No me refiero a algo que fue importante, sino que nos conmovió.
Mis primeros recuerdos en ese plano se remontan al entierro de Líber Arce, viendo con mi madre pasar el ataúd en los hombros de sus compañeros y una marea humana como probablemente nunca había visto. Saltan luego a la escalinata de la Universidad, dejando una flor cuando mataron al Ché Guevara. Habrá sido con mi padre, que trabajaba enfrente, pero mi recuerdo es haberme dado vuelta y contemplar una herradura de gente sin identificar hacia donde moverme. Sé que fue antes del asesinato de Líber Arce, pero mi memoria los ubica en ese orden.
Pasaron años sin ese tipo de experiencias.
Hasta que llegó 1983, y el 1º de mayo me conmovió llegar a la explanada del Palacio Legislativo, desde Facultad de Medicina, con mis compañeros y compañeras de Humanidades, y fundirnos en aquella multitud que había respondido a la convocatoria del Plenario Intersindical de Trabajadores por Libertad, Trabajo, Salario y Amnistía.
El 27 de noviembre me encontró organizando la seguridad del acto del Obelisco, como uno de los responsables del movimiento estudiantil y ver a la gente llegando con banderas del Frente Amplio, desproscribiéndolo de hecho y a puro coraje, entró en la categoría de recuerdos conmovedores e imborrables.
El más fuerte de 1983 es el del domingo 25 de setiembre, en la marcha final de la Semana del Estudiante. Era uno de los responsables de seguridad y estaba parado en 18 y Eduardo Acevedo. Hacia el IAVA estaba el movimiento estudiantil, hacia Colonia FUCVAM y por 18 hacia el centro el PIT. Mi tarea era cortar el ingreso a la marcha cada 50 metros, para que un equipo que coordinaba Pepe Bayardi, a la altura de la ANCAP de 18 y Fernández Crespo, colocase una línea de compañeros y compañeras de seguridad. Levantaba la mano y la barra se paraba al instante, en una integración orgánica conmovedora. Parado en esa esquina sentí que éramos invencibles.
El 19 de marzo de 1984 vi, desde el balcón de la casa de Seregni, bajar al General que había sido liberado tras 8 años de injusta y dura prisión. Ese es el recuerdo que me quedó prendido en la piel. Años después reconstruí, por videos, que le había dado el megáfono con que hizo su discurso, pero no lo recordaba.
El 19 de diciembre de 1988 me fui de mi trabajo en Ciudad Vieja porque en la Corte Electoral se acercaba el momento en que íbamos a llegar a las firmas para convocar a un referéndum contra la Ley de Caducidad. Abríamos paso y aplaudíamos a cada uno que llegaba a ratificar su firma y fuimos miles festejando emocionados en 18 de Julio cuando, a pesar de todos los esfuerzos y jugarretas de Sanguinetti, logramos que el pueblo decidiera.
Ayer, 8 de julio de 2021, volví a sentir esa maravillosa sensación de hazaña colectiva, de piojo en una inmensidad que me incluye y contiene y que es capaz de lo que la razón consideraría imposible. Ni el más optimista esperaba 800.000 firmas. Pero los sindicatos, las organizaciones feministas, los gremios estudiantiles, el movimiento cooperativo, en condiciones adversas desde todo punto de vista, dejaron el alma para conseguir las firmas. El Frente Amplio, sus organizaciones políticas y muy especialmente sus comités de base, dejaron el alma para conseguir las firmas. Y cuando en el Comité Parque Rodó escuché la conferencia de prensa y el anuncio de 763.443, reconocí esa emoción que había tenido otras veces.
Lo que parecía inalcanzable, lo que a mi me parecía imposible, fue logrado y desbordado por el empuje de miles y miles que salieron a poner puestos, a golpear casas, a recorrer barrios, a ofrecerse para ir a buscar la firma.
Sabiendo que soy injusto, no quiero dejar de mencionar a Fernando Pereira y a Soledad González, símbolo de los miles de anónimos que lo hicieron posible.
Habrá referéndum.
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